Hace aproximadamente dos años los sectores público y privado de México establecieron una alianza para estrenar la primera flota de autobuses eléctricos en CDMX, la cual se ha materializado el lunes 30 de agosto con la incorporación de diez autobuses articulados de la empresa Yutong y una electroterminal.
La infraestructura de carga estuvo fue ejecutada por VEMO, mientras que Mobility ADO jugó un papel fundamental en la asesoría. Ambas, trabajaron de la mano con el gobierno de CDMX, dando inicio a los planes de descarbonizar el transporte en la referida localidad y ofrecer una mejor experiencia a los usuarios.
Cada unidad, tiene la capacidad de transportar unos 160 pasajeros, autonomía eléctrica de 330 kilómetros y longitud de 18 metros. La carga de la batería ronda las 3.5 horas.
Los vehículos operarán desde la Línea 3 del Sistema Metrobus, donde podrán realizar su proceso de recarga en los siete puntos disponibles que funcionan con energía eléctrica proveniente de la Comisión Federal de Electricidad (CFE). Allí, opera la empresa MIVSA, que también contribuyó en la puesta en marcha del proyecto sostenible.
“En pocos años CDMX será la ciudad de América Latina que más haya invertido en electromovildad, ya contamos con los 200 trolebuses eléctricos y pronto adquiriremos 300 más”, fueron las palabras de la jefa de gobierno de CDMX, Claudia Sheinbaum Pardo.
El director comercial de VEMO, Jorge Suárez, agregó que desde la compañía que representa esperan habilitar el ecosistema necesario para electrificar el transporte.
“Para establecer las bases de un transporte público sostenible, analizamos los requerimientos de los sistemas de transporte, identificamos la mejor tecnología de autobuses y baterías, desarrollamos la infraestructura de recarga y desplegamos el entorno digital para monitorear todo este ecosistema”, agregó Suárez.
Con la incorporación de la flota, se espera que en un periodo de diez años se logre una reducción de 12 mil toneladas de CO2.
Así pues, México se pone a la vanguardia de la movilidad sostenible en América Latina bajo el mismo rumbo que han tomado países como Chile y Colombia, que lideran los avances en materia de descarbonización del transporte público.
